La creciente presencia de mujeres supone que el hecho de ser mujer ya no es un impedimento para acceder al poder. Es más, está siendo políticamente correcto para las empresas contar con mujeres en sus órganos de gobierno.
La brecha digital de género en España tiene, además de las lógicas implicaciones sociales, efectos negativos relevantes para el desarrollo de la sociedad de la información en España. Existe la necesidad de continuar con investigaciones y medidas que ayuden a superar la citada brecha.
La tenacidad de algunas universitarias (Ana Laguna, Concha Colomer, entre otras) impulsó uno de los sitios más visitados de Universia, el portal de la mujer.
Poco a poco se esta consiguiendo la igualdad entre hombres y mujeres y ello repercute en su formación. El Instituto de la Mujer lleva a cabo varias actuaciones, con el fin de mejorar la participación de las mujeres en el mercado laboral, a través de cursos de formación para su inserción por cuenta ajena.
Asimismo y con el fin de fomentar el empresariado femenino, desarrolla programas de formación, de financiación y de tutorización de proyectos empresariales.
Igualdad en la educación:
A pesar de que las estadísticas señalan que la participación de las chicas, en todos los niveles educativos, es similar, e incluso a veces superior que el de los varones, seguimos encontrando espacios en los que la participación no es similar.
A la búsqueda por la igualdad de oportunidades se suman nuevos y urgentes retos que conciernen al conjunto de la comunidad educativa, como son la violencia en la escuela desde una perspectiva de género, la inclusión de los saberes de las mujeres, en el currículo escolar, la educación de las relaciones desde el respeto y la igualdad, la convivencia de la diversidad cultural desde el respeto a los derechos humanos o la incorporación de prácticas positivas que ayuden a educar sin estereotipos y en libertad, de forma que alumnos y alumnas se eduquen y desarrollen todos sus intereses y potencialidades. La escuela mixta constituye el punto de partida para la construcción de un modelo coeducativo.
Ecofeminismo:
No se puede hablar de ecofeminismo sino de ecofeminismos en plural.
El ecofeminismo nació como contestación a lo que desde ese movimiento definen como «apropiación masculina de la agricultura y de la reproducción» (es decir, de la fertilidad de la tierra y de la fecundidad de la mujer), lo cual consideran una consecuencia del desarrollismo occidental de tipo patriarcal y economicista. Según el ecofeminismo, dicha apropiación se habría traducido en dos efectos perniciosos: la sobreexplotación de la tierra y la mercantilización de la sexualidad femenina. La escritora Gisella Marziotta ha sugerido que tales nociones sólo pueden considerarse como meras hipótesis reguladoras de la razón, inconsistentes históricamente, en las cuáles existiría una especie de "Estado de Naturaleza" (a la manera de la especulación política de la filosofía Moderna) caracterizada por el celo sexual universal, siendo el hombre, por su complexión física, el dominador resultante del conflicto, y el instaurador de los fundantes valores de la organización social. Sugiere ésta idea también explicar el origen de la prostitución como cosificación del placer trocado por la seguridad que el patriarca ofrecía, además de los bienes industriosos consecuentes de las mejores posibilidades físicas que el hombre disponía para manipular la Naturaleza, como así también las propias para la caza exitosa. Esta concepción no sólo se entronca con la visión explicativa del orden por los modernos, sino además con la visión freudiana de la cultura.
Las mujeres en los puestos directivos:
Las mujeres están hoy mejor educadas y desempeñan más puestos de trabajo en el mundo que en ninguna otra época antes, hasta el punto de constituir ya más del 40% de la mano de obra mundial.
Sin embargo, la mayoría de las mujeres continúan padeciendo una segregación ocupacional en la empresa y rara vez atraviesan el llamado "techo de cristal": la barrera invisible que impide el acceso de las mujeres a los puestos de alta dirección y a cargos profesionales en las empresas y organizaciones.
Su participación global en los puestos directivos rara vez supera el 20%, según estudios nacionales, y cae hasta el 2 o el 3% en las empresas y organizaciones mayores y más poderosas.
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