Dirección: Charles Chaplin.
Producción: Charles Chaplin.
Guión: Charles Chaplin.
Fotografía:
- Rollie Totheroh,
- Ira Morgan.
- Rollie Totheroh,
- Ira Morgan.
Reparto:
- Charles Chaplin.
- Paullete Morgan.
- Chester Conklin
- Lloyd Ingraham.
- Charles Chaplin.
- Paullete Morgan.
- Chester Conklin
- Lloyd Ingraham.
Datos y cifras.
País: Estados Unidos.
Año: 1936.
Género: Comedia / Romance.
Duración: 87 minutos.
País: Estados Unidos.
Año: 1936.
Género: Comedia / Romance.
Duración: 87 minutos.
Compañías.
Productoras: United Artists
Productoras: United Artists
ARGUMENTO.
Tiempos Modernos es un largometraje de 1936 dirigido, escrito y protagonizado por el célebre actor Charles Chaplin. La película constituye un retrato de las condiciones desesperadas de empleo que la clase obrera tuvo que soportar en la época de la Gran depresión,, condiciones promovidas, en la visión dada por la película, por la eficiencia de la industrialización y la producción en cadena. En la película también intervienen Paulette Goddard, Henry Bergman, Stanley Sandford y Chester Conklin. La película muestra escenas de corte futurista de la factoría en la que trabaja Charlot que podrían haber sido influenciadas por el film Metrópolis de Fritz Lang.
Tiempos modernos fue un filme a caballo entre el cine mudo y sonoro. Se incluyeron algunos efectos sonoros en la película, como música, cantantes y voces provenientes de radios y altavoces así como la sonorización de la actividad de las máquinas. Al final del film puede escucharse brevemente la voz de Charles Chaplin, que canta una versión de la canción de Léo Daniderff, Je cherche après Titine, pero con una letra sin sentido, conocida como "nonsense song", cuyos sonidos tratan de asemejarse a una mezcla de francés e italiano, con alguna palabra reconocible en inglés.
Considerado como un ejemplo de filme de crítica social, el mismo Chaplin negó la relevancia que muchos han querido darle a su trabajo en este largometraje.
Síntesis de la trama:
Charlot trabaja en una fábrica apretando tornillos en una cinta sin fin. Un día tiene un ataque nervioso producto del stress de su trabajo, comienza a apretar narices en vez de tornillos y termina creando el caos antes de que puedan reducirle (y echarle a la calle, claro). Una vez recuperado, es encarcelado acusado injustamente de encabezar unos tumultos callejeros. Tras su estancia en prisión, se encuentra con que la vida en la calle es bastante difícil. Entonces, intenta que lo vuelvan a encerrar echándose la culpa de un robo de un trozo de pan cometido por una huérfana que tenía mucha hambre. Los dos acaban buscándose la vida juntos. El vagabundo vuelve a trabajar en la fábrica como ayudante de mecánico. Pero la fábrica cierra a causa de una huelga y de nuevo el protagonista es detenido acusado injustamente de haber atacado a un policía durante unos disturbios. Al salir de la cárcel, se encuentra con que la huérfana ha encontrado trabajo en un café en el que los camareros cantan y le promete buscarle trabajo también a él. El vagabundo es un camarero malísimo pero, al mismo tiempo, divierte mucho a los clientes, así que parece que han encontrado un empleo estable. Pero llegan los encargados del orfanato e intentan llevarse a la chica. Los dos consiguen escapar. En la secuencia final, ambos caminan por un camino desolado. La chica comienza a llorar, pero el vagabundo la anima a no perder la esperanza. Se alejan juntos hacia el horizonte.
Charlot es un trabajador en una gran factoría. Debido a una crisis nerviosa es despedido y se busca la vida por las calles, donde conoce a una bella huerfanita a la que rescata de las autoridades que quieren enviarla a un orfanato. Ambos intentan rehacer su vida y Charlot intenta varios empleos perdiéndolos rápidamente. Este personaje no crítica al sistema capitalista, sino que quiere formar parte de él, esto se puede apreciar en varias escenas de la película, por ejemplo cuando sueña como seria su vida en la casa de un burgués de la época. La película es una obra maestra, objeto de estudio para conocer como era la vida en esos tiempos de florecimiento de la burguesía.
Tiempos modernos fue un filme a caballo entre el cine mudo y sonoro. Se incluyeron algunos efectos sonoros en la película, como música, cantantes y voces provenientes de radios y altavoces así como la sonorización de la actividad de las máquinas. Al final del film puede escucharse brevemente la voz de Charles Chaplin, que canta una versión de la canción de Léo Daniderff, Je cherche après Titine, pero con una letra sin sentido, conocida como "nonsense song", cuyos sonidos tratan de asemejarse a una mezcla de francés e italiano, con alguna palabra reconocible en inglés.
Considerado como un ejemplo de filme de crítica social, el mismo Chaplin negó la relevancia que muchos han querido darle a su trabajo en este largometraje.
Síntesis de la trama:
Charlot trabaja en una fábrica apretando tornillos en una cinta sin fin. Un día tiene un ataque nervioso producto del stress de su trabajo, comienza a apretar narices en vez de tornillos y termina creando el caos antes de que puedan reducirle (y echarle a la calle, claro). Una vez recuperado, es encarcelado acusado injustamente de encabezar unos tumultos callejeros. Tras su estancia en prisión, se encuentra con que la vida en la calle es bastante difícil. Entonces, intenta que lo vuelvan a encerrar echándose la culpa de un robo de un trozo de pan cometido por una huérfana que tenía mucha hambre. Los dos acaban buscándose la vida juntos. El vagabundo vuelve a trabajar en la fábrica como ayudante de mecánico. Pero la fábrica cierra a causa de una huelga y de nuevo el protagonista es detenido acusado injustamente de haber atacado a un policía durante unos disturbios. Al salir de la cárcel, se encuentra con que la huérfana ha encontrado trabajo en un café en el que los camareros cantan y le promete buscarle trabajo también a él. El vagabundo es un camarero malísimo pero, al mismo tiempo, divierte mucho a los clientes, así que parece que han encontrado un empleo estable. Pero llegan los encargados del orfanato e intentan llevarse a la chica. Los dos consiguen escapar. En la secuencia final, ambos caminan por un camino desolado. La chica comienza a llorar, pero el vagabundo la anima a no perder la esperanza. Se alejan juntos hacia el horizonte.
Charlot es un trabajador en una gran factoría. Debido a una crisis nerviosa es despedido y se busca la vida por las calles, donde conoce a una bella huerfanita a la que rescata de las autoridades que quieren enviarla a un orfanato. Ambos intentan rehacer su vida y Charlot intenta varios empleos perdiéndolos rápidamente. Este personaje no crítica al sistema capitalista, sino que quiere formar parte de él, esto se puede apreciar en varias escenas de la película, por ejemplo cuando sueña como seria su vida en la casa de un burgués de la época. La película es una obra maestra, objeto de estudio para conocer como era la vida en esos tiempos de florecimiento de la burguesía.
CHARLES CHAPLIN. Biografia
Charles Spencer Chaplin nació en Londres en 1889. Su padre, Charles Chaplin, era un actor de origen judío, un virtuoso del violonchelo, alcohólico, abandonó a sus hijos y murió muy joven. Su madre, Hannah cantante y bailarina, era una actriz de poca monta, alcohólica, se hizo cargo de los dos hijos, Sydney y Chaplin. Charles sustituyó a su madre en el teatro un día en que esta se puso afónica. Con la misma canción que cantaba su madre, a los cinco años, Charles tuvo un éxito memorable. Desde ese día actuó Charles y dejó de actuar su madre (Taylor, 1993. Esto le permitió en pocos años hacerse con una gran capacidad interpretativa para la comedia y la mímica. Cuando la madre se volvió loca y fue el propio Chaplin quien condujo a su madre a un manicomio. Los hermanos Chaplin pasaron temporadas entre orfelinatos y otras instituciones de caridad. Al morir su madre, Sydney, su hermano mayor y él vivieron de la caridad pública y de trabajos ocasionales en las calles y en el teatro. Su vida fue de extrema pobreza. El niño se ganaba la vida cantando y haciendo mímica por las calles de Londres A partir de los 12 años Charles trabajó en varias compañías teatrales.
A los Estados Unidos llegó enrolado en la troupe cómica londinense de Fred Karno. Lo vio actuar el productor Mack Sennett, jefe de la Keystone, que percibió inmediatamente su talento y lo llevó con él a Chicago y a California. Rodó decenas de películas para Sennett hasta que comenzó a rodar sus propias películas.
Casi desde sus comienzos creó el famoso personaje del vagabundo, conocido por ‘Charlot’, que le hizo mundialmente famoso. ‘En esa figura se funden otras muchas: (Fernández-Santos 1997) la del judío errante, la del pícaro enamoradizo, la del bandido generoso, la del apátrida 'sentimental, la del golfo enamorado, la del mendigo dandy, la del artista de la supervivencia, la del exiliado perpetuo y otras cristalizaciones de la metáfora bíblica de la sal de la tierra, es decir: la revulsiva, irresistible y confortadora gracia de esa casta de individuos que, expulsados de la colectividad porque no saben ceder a ésta un milímetro del territorio de su independencia, convierten su soledad en su pueblo’.
El mismo Chaplin dio a su personaje del vagabundo, que le acompaño desde sus primeros tiempos hasta la película Tiempos Modernos (Modern Times, 1940), el vestuario y maquillaje que lo identifica. Estaba formado de prendas de vestir prestadas o apropiadas de otros actores. Las botas de Sterling, tan grandes que para llevarlas se las tenía que colocar en el pie que no correspondía, los grandes pantalones del gordísimo Fatty Arbuckle, el sombrero hongo del suegro de Arbuckle, que tenía la cabeza muy pequeña, una estrecha chaqueta de Charles Avery, y el bastón que hacía tiempo el mismo Chaplin manejaba con soltura. Acompañados del bigotito cortado bajo la nariz, el personaje se hizo característico y fue desarrollado y perfeccionado a lo largo de los 22 años siguientes.
Entre 1914 y 1923 Chaplin interpretó, escribió, musicalizó, supervisó la fotografía, dirigió y produjo nada menos que 69 filmes. Rodó 35 películas en la Keystone, muchas de las cuales dirigió. Allí perfeccionó su oficio y pasó por otras compañías hasta tener estudio propio, en 1917. En esa época realizó cortos memorables. En 1919 rodó su primer largometraje El Chico (The Kid, 1921), obra social en la que incluye elementos autobiográficos y su preocupación por los niños abandonados.
En 1925 dirigió La quimera del oro (The Gold Rush) y en 1928 El circo, consideradas ambas de lo mejor de su filmografía. En esos tiempos, el cine sonoro preocupó a Chaplin, que había visto caer a directores y astros del cine mudo. Sus siguientes películas, a pesar de incluir sonidos, música o trabalenguas, siguieron siendo eminentemente de mímica y pantomima muda a pesar de que el cine entraba de lleno en el sonoro.
Las críticas del puritanismo norteamericano, producidas por los contenidos o trasfondos sociales de las películas de Chaplin, se vieron incrementadas notablemente con la película El gran dictador (The Great Dictator, 1940), una sátira contra las dictaduras, en la que personifica caricaturescamente a Hitler. El mismo Chaplin comentó posteriormente que si hubiera sabido en aquello momentos la verdad sobre los campos de concentración y el exterminio nazi, nunca hubiera osado realizar la película. Las campañas de descrédito contra Chaplin se agudizaron a partir de la película Monsieur Verdoux, en 1947, sobre un cínico personaje que emulando a Barba azul se dedicaba a enamorar mujeres para quedarse con su dinero después de asesinarlas y mantener así a su familia. El trasfondo comparativo entre los crímenes de Verdoux y los que hacían los aliados en la guerra fría no gustó demasiado a las autoridades y a los patriotas americanos, y Charles Chaplin se exilió de los Estados Unidos en 1953.
Antes de abandonar los Estados Unidos rodó su última gran película, Candilejas (Limelight 1952), llena de referencias autobiográficas, sobre actores y el teatro. ‘Es Candilejas su gran película final, (Fernández-Santos 1997) la que logró la entera fusión en un solo gesto de la carcajada, y la lágrima y la contiene, en la terrible imagen del camerino donde Chales Chaplin y Buster Keaton, lo príncipes de la comedia fundacional de Hollywood, se van despojando de los acicalamientos de sus caretas de cómicos geniales y quedan reducidos a máscaras trágicas’.
Ya en Londres dirigió e interpretó Un rey en Nueva York (A King in New York, 1957), una crítica despiada contra la sociedad norteamericana, las persecuciones de la era de la caza de brujas del senador maccarthista que él mismo había sufrido y el dominio de la publicidad. Su última película, en la que no actuó fue La condesa de Hong Kong, (A countess From Hong Kong, 1967), a los 77 años, interpretada por Sofía Loren y Marlos Brando.
Charles Chaplin falleció, rodeado por sus hijos, nietos y su última esposa, Oona, hija del gran dramaturgo estadounidense Eugene O'Neil, en su casona suiza de Vevey, en la Navidad de 1977.
Chaplin fue excelente mimo, frustrado actor dramático según él mismo, un magnífico director, un músico aceptable, tocaba el violonchelo, compuso las músicas de la mayoría de sus películas y fue sobre todo uno de los grandes magos de la historia del cine.
Las películas en las que se acentúa una mayor carga de crítica social en Charles Chaplin: El peregrino, Vida de perro, El chico, Luces de la ciudad, La calle de la tranquilidad, Tiempos modernos, El gran dictador, Monsieur Verdoux y Un rey en Nueva York.
A los Estados Unidos llegó enrolado en la troupe cómica londinense de Fred Karno. Lo vio actuar el productor Mack Sennett, jefe de la Keystone, que percibió inmediatamente su talento y lo llevó con él a Chicago y a California. Rodó decenas de películas para Sennett hasta que comenzó a rodar sus propias películas.
Casi desde sus comienzos creó el famoso personaje del vagabundo, conocido por ‘Charlot’, que le hizo mundialmente famoso. ‘En esa figura se funden otras muchas: (Fernández-Santos 1997) la del judío errante, la del pícaro enamoradizo, la del bandido generoso, la del apátrida 'sentimental, la del golfo enamorado, la del mendigo dandy, la del artista de la supervivencia, la del exiliado perpetuo y otras cristalizaciones de la metáfora bíblica de la sal de la tierra, es decir: la revulsiva, irresistible y confortadora gracia de esa casta de individuos que, expulsados de la colectividad porque no saben ceder a ésta un milímetro del territorio de su independencia, convierten su soledad en su pueblo’.
El mismo Chaplin dio a su personaje del vagabundo, que le acompaño desde sus primeros tiempos hasta la película Tiempos Modernos (Modern Times, 1940), el vestuario y maquillaje que lo identifica. Estaba formado de prendas de vestir prestadas o apropiadas de otros actores. Las botas de Sterling, tan grandes que para llevarlas se las tenía que colocar en el pie que no correspondía, los grandes pantalones del gordísimo Fatty Arbuckle, el sombrero hongo del suegro de Arbuckle, que tenía la cabeza muy pequeña, una estrecha chaqueta de Charles Avery, y el bastón que hacía tiempo el mismo Chaplin manejaba con soltura. Acompañados del bigotito cortado bajo la nariz, el personaje se hizo característico y fue desarrollado y perfeccionado a lo largo de los 22 años siguientes.
Entre 1914 y 1923 Chaplin interpretó, escribió, musicalizó, supervisó la fotografía, dirigió y produjo nada menos que 69 filmes. Rodó 35 películas en la Keystone, muchas de las cuales dirigió. Allí perfeccionó su oficio y pasó por otras compañías hasta tener estudio propio, en 1917. En esa época realizó cortos memorables. En 1919 rodó su primer largometraje El Chico (The Kid, 1921), obra social en la que incluye elementos autobiográficos y su preocupación por los niños abandonados.
En 1925 dirigió La quimera del oro (The Gold Rush) y en 1928 El circo, consideradas ambas de lo mejor de su filmografía. En esos tiempos, el cine sonoro preocupó a Chaplin, que había visto caer a directores y astros del cine mudo. Sus siguientes películas, a pesar de incluir sonidos, música o trabalenguas, siguieron siendo eminentemente de mímica y pantomima muda a pesar de que el cine entraba de lleno en el sonoro.
Las críticas del puritanismo norteamericano, producidas por los contenidos o trasfondos sociales de las películas de Chaplin, se vieron incrementadas notablemente con la película El gran dictador (The Great Dictator, 1940), una sátira contra las dictaduras, en la que personifica caricaturescamente a Hitler. El mismo Chaplin comentó posteriormente que si hubiera sabido en aquello momentos la verdad sobre los campos de concentración y el exterminio nazi, nunca hubiera osado realizar la película. Las campañas de descrédito contra Chaplin se agudizaron a partir de la película Monsieur Verdoux, en 1947, sobre un cínico personaje que emulando a Barba azul se dedicaba a enamorar mujeres para quedarse con su dinero después de asesinarlas y mantener así a su familia. El trasfondo comparativo entre los crímenes de Verdoux y los que hacían los aliados en la guerra fría no gustó demasiado a las autoridades y a los patriotas americanos, y Charles Chaplin se exilió de los Estados Unidos en 1953.
Antes de abandonar los Estados Unidos rodó su última gran película, Candilejas (Limelight 1952), llena de referencias autobiográficas, sobre actores y el teatro. ‘Es Candilejas su gran película final, (Fernández-Santos 1997) la que logró la entera fusión en un solo gesto de la carcajada, y la lágrima y la contiene, en la terrible imagen del camerino donde Chales Chaplin y Buster Keaton, lo príncipes de la comedia fundacional de Hollywood, se van despojando de los acicalamientos de sus caretas de cómicos geniales y quedan reducidos a máscaras trágicas’.
Ya en Londres dirigió e interpretó Un rey en Nueva York (A King in New York, 1957), una crítica despiada contra la sociedad norteamericana, las persecuciones de la era de la caza de brujas del senador maccarthista que él mismo había sufrido y el dominio de la publicidad. Su última película, en la que no actuó fue La condesa de Hong Kong, (A countess From Hong Kong, 1967), a los 77 años, interpretada por Sofía Loren y Marlos Brando.
Charles Chaplin falleció, rodeado por sus hijos, nietos y su última esposa, Oona, hija del gran dramaturgo estadounidense Eugene O'Neil, en su casona suiza de Vevey, en la Navidad de 1977.
Chaplin fue excelente mimo, frustrado actor dramático según él mismo, un magnífico director, un músico aceptable, tocaba el violonchelo, compuso las músicas de la mayoría de sus películas y fue sobre todo uno de los grandes magos de la historia del cine.
Las películas en las que se acentúa una mayor carga de crítica social en Charles Chaplin: El peregrino, Vida de perro, El chico, Luces de la ciudad, La calle de la tranquilidad, Tiempos modernos, El gran dictador, Monsieur Verdoux y Un rey en Nueva York.
La modernidad es un período histórico que aparece, especialmente, en el norte de Europa, al final del siglo XVII y se cristaliza al final del siglo XVIII. Conlleva todas las connotaciones de la era de la ilustración, que está caracterizada por instituciones como el Estado-nación, y los aparatos administrativos modernos. Tiene, por lo menos, dos rasgos fundamentales que todos los teóricos enfatizan.El primero es la autorreflexidad. Giddens y Habermas quieren decir con esto que la modernidad es ese primer momento en la historia donde el conocimiento teórico, el conocimiento experto se retroalimenta sobre la sociedad para transformar, tanto a la sociedad como al conocimiento. Eso con la era de la información ha llegado a un nivel supersofisticado. Las sociedades modernas, distinguiéndolas de las tradicionales, son aquellas sociedades que están constituidas y construidas, esencialmente, a partir de conocimiento teórico o conocimiento experto.Para dar un ejemplo, la diferencia estereotipada entre sociedad tradicional y sociedad moderna. En la sociedad tradicional, un grupo étnico en el Amazonas hace 30 o 40 años, las normas que rigen la vida diaria son generadas endógenamente a través de relaciones cara a cara, en el día a día, históricamente. En las sociedades modernas las normas que rigen la vida cotidiana, que determinan cómo significamos, cómo interpretamos, cómo vivimos nuestra vida, no están producidas a ese nivel de la relación cara a cara, sino que están producidas por mecanismos expertos, impersonales, que parten del conocimiento experto en relación con el Estado.La segunda característica de la modernidad que Giddens enfatiza es la descontextualización, que es el despegar, arrancar la vida local de su contexto, y que la vida local cada vez es más producida por lo translocal. Por eso muchos movimientos sociales hablan de resituar la vida local en el lugar.
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